TURÓN, PAISAJE HUMANIZADO DE LAS CUENCAS


 Este artículo ha sido realizado por Ángel Fernández Ortega (www.elvalledeturon.net), puede visitar el artículo original haciendo click en la imagen o aquí
Turón - Artículo

EL MARCO GEOGRÁFICO

El valle de Turón se localiza en el reborde sur-sureste del municipio de Mieres. Tiene una superficie aproximada de 50 km2 y lo confinan al norte, este y sur los brazos montañosos del cordal de Urbiés, Sierra de Navaliego y Cordal de Longalendo respectivamente, delimitando los municipios de Langreo, San Martín, Laviana y Aller.

El río Turón que tiene su nacimiento en la fuente La Rigá (estribaciones occidentales de Navaliego), constituye la arteria receptora de todos los arroyos que arañan las empinadas laderas de sus montañas. El curso de sus aguas recorre el lecho del valle sin apenas sobresaltos desembocando al río Caudal en la localidad de Figaredo, tras 15 km aproximados de recorrido. Desde una perspectiva un poco alejada del valle, en su orografía se aprecia la angostura y profundidad en las cotas baja y media, a partir de la cual la distancia entre laderas opuestas alcanza la máxima distancia de 4,5 km entre las cimas del pico Polio y Cutrifera.

Turón, paisaje humanizado de las cuencas - 1El relieve estructural de las montañas que integran sus cordales participa de las mismas características que sus vecinos de la Cuenca Central Asturiana. En general son de suave perfil y de fácil acceso y, sin embargo, por su estratégica situación constituyen prestigiosas atalayas sobre los horizontes inmediatos, la rasa costera, Picos de Europa y la Cordillera Cantábrica.

En orden a su altimetría sobresale de manera relevante el pico Burra Blanca (1.152 m) techo del concejo de Mieres y vértice que encadena de este a oeste el cordal de Longalendo, por los picos Cuetu Ventosu (1.148 m), Culladiella (1.105 m) y Cutrifera (1.064 m). Desde el Burra Blanca hacia el septentrión se extiende la Sierra de Navaliego cuyo perfil cumbrero integrado por los picos Sierra Alta (1.089 m), Revoltona (1.086 m), y Tres Concejos (1.095 m), constituye la divisoria administrativa de Laviana con Mieres. En el Tres Concejos (techo de San Martín) tiene lugar un nuevo cambio de rumbo que navega en este caso hacia el poniente a caballo del Cordal de Urbiés. Esta cadena de montañas se va sucediendo una tras otra entre los municipios de Langreo y San Martín y Mieres por los picos Cruces (954 m), Cogollu (1.017 m) y Polio (1.051 m). La delimitación geográfica de los cordales forma los tres palos de una U orientada de oriente a occidente en cuya abertura se ubica la entrada natural del valle.

Encajonados el río y la única carretera urbana, ambos avanzan juntos a lo largo del valle hacia arriba hasta el lugar conocido como Entrerríos. A partir de aquí el río y la carretera, denominada AS-337 a partir de La Vegona, se divorcian ostensiblemente, empinándose esta última por la margen derecha del valle, hacia Urbiés, y los confines del municipio, traspasándolos hacia Sotrondio y Ciaño por los Altos de La Colladiella y La Mozqueta, respectivamente.

En un medio físico de relieve tan abrupto, el espacio urbano que aparece dispuesto linealmente por el fondo del valle y desperdigado por sus laderas, está compuesto de 142 asentamientos muchos de ellos deshabitados. A pesar de todo, su población se totaliza en cerca de las 8.000 personas. El conjunto de estos núcleos constituye la unidad geográfica del Valle de Turón, repartida en la actualidad en cinco parroquias eclesiásticas ubicadas en Figaredo, La Cuadriella, La Felguera, San Andrés y Urbiés.

La sociedad turonesa ya hace muchos años que lleva demandando la denominación “Valle de Turón” al conjunto de barrios, aldeas y caseríos que salpican todo el espacio territorial comprendido entre el entronque de la carretera AS-242 en Figaredo y el cumbral superior de la Sierra de Navaliego.

Como en cualquier otro lugar de las cuencas la naturaleza del valle aún muestra aún que sea en poca medida los rasgos físicos de su pasada actividad extractiva del carbón. Dicha actividad comenzó una vez descubierta la riqueza que guardaba las entrañas de la tierra en la parroquia de Figaredo en el año 1867, con la concesión a D. Vicente Fernández Blanco la explotación del denominado Coto Paz. Tal actividad tenía lugar y aún continúa, con los castilletes extractivos en las proximidades de los pueblos de Cortina y Sarabia. Hacia ambas márgenes del valle se levantaron planos y trincheras con progresión hacia Vegalafonte por un lado, La Casona y Llaneres por el otro. El antiguo minado dejó sus huellas que aún se perciben a pesar de haber transcurrido más de un siglo. La traza y los restos de la antigua explotación de montaña están cubiertos de vegetación de mata baja y sobre todo forestada de ejemplares de castaños.

Turón, paisaje humanizado de las cuencas - 2En la fiebre industrial de aquel entonces toma partido un grupo de siderúrgicos vascos que tras la concesión minera fundaron en el año 1890 la sociedad Hulleras de Turón. Expropiaron lo habido y por haber de las mejores vegas y tierras de cultivo que ocupaban la ribera del río dejando a los campesinos en una situación precaria. Al final se adeñuaron por poco dinero y muchas presiones de una superficie cercana a las 5.000 Ha.

Los portentosos invasores asaltaron irracionalmente el paisaje y la tranquilidad del valle, abriendo minas. La primera se dice que fue en Canabatán. Después le tocó el turno a San José, San Víctor, San Pedro, etc. extendiéndose en pocos años por dos tercios de su geografía. El mineral, de excelente calidad, se lavaba en La Cuadriella a donde era transportado. Este lugar se constituía como el centro neurálgico de aquel revoltijo industrial.

Desde la Cuadriella se da la salida al carbón hacia los centros de consumo, por medio de un ferrocarril de vía normal, que empezó a construirse en el año 1891. Empalmaría en Reicastro con el del norte. Comienzan los cambios tanto en el paisaje como en el paisanaje, en las estructuras sociales, económicas y en las costumbres. Se fue abandonando el modo de vida tradicional, el ganadero se hizo minero y la actividad agraria pasa a un segundo plano, compaginándose ambas. Del surgimiento de un nuevo sistema de economía mixta tiene una buena participación el sexo femenino que trabaja la tierra y sigue cuidando los hijos y el hogar. Ya han pasado algunos años pero aún recuerdo la escena que he presenciado de muchos mineros que sin cambiar el atuendo de faena salían al exterior por cualquiera de las “chimeneas” que calaban al monte. Sin pérdida de tiempo iban directos a los prados de su propiedad donde esperaba la esposa con la cesta de la comida. La faena de la recogida de la hierba colmaba muchas jornadas de una buena parte del verano.

Ya desde los primeros años del siglo XX comienza coincidiendo con la expansión de las minas, la llegada de emigrantes asturianos pero también castellanos, gallegos, andaluces, etc. hacia el nuevo El Dorado, provocando la explosión demográfica, lo que supuso la configuración de un nuevo espacio urbano. Por tal motivo nacen repentinamente los poblados, barriadas o cuarteles mineros. En Turón, aún tenemos muchos ejemplos: los Cuarteles de San Francisco, de El Lago, Tablao, Barracones, etc. La alteración del hábitat tradicional llega a tal extremo que se ocupan hórreos, paneras y cuadras, por familias enteras. Las casas familiares se llenaban de los denominados “posaderos”, personas emigrantes que convivían bajo un techo familiar a cambio de un precio tratado.

Turón, paisaje humanizado de las cuencas - 3Todo este flujo de emigrantes que comenzó a principios de siglo evolucionó a compás con el desarrollo de la minería hasta alcanzar en el año 1960 la cota máxima poblacional de 14.416 habitantes. Ese año marca la inflexión en espiral del desarrollo del valle. Comienza la lenta agonía post-industria, Alemania, Bélgica y Francia acogen emigrantes turoneses, la población también va desapareciendo camino de la recién creada Ensidesa. Por otro lado, la minería siempre ha estado sometida a ciclos expansivos y depresivos. Los depresivos llegaron hasta estas fechas con el cierre total por la empresa Hunosa de todas las explotaciones del valle, a excepción del Pozo Figaredo.

En plena ebullición minera el valle se despertaba todos los días con una sinfonía de ruidos metálicos procedentes de los distintos centros productivos. A las 8 de la mañana sonaba el “turullu” de La Cuadriella que llamaba al trabajo a los empleados de los talleres, vías estrecha y ancha, lavaderos, obras, etc. Por la única carretera existente bajaba un río de personas a modo de procesión hasta el lugar de distribución y destino. La misma escena se repetía a la hora de la comida y salida del trabajo. Mientras, los mineros del interior sin horario fijo arrancaban con dirección a los pozos o hacia las minas de montaña en las horas más intempestivas.

En aquel entonces sobre las laderas del valle se dibujaban una tupida red de planos inclinados, trincheras, bocaminas y escombreras que alcanzaban de manera progresiva las altas cotas de Cutiellos, Polio, Los Canceos y Burra Blanca, etc. Hacia allí se dirigían en vagones para personal de la vía estrecha y a través de los viejos caminos que surcaban las matas de castaños, distribuyéndose después por los diferentes pisos o niveles de explotación. Bajo el pico Cutiellos aún se conoce el emplazamiento del que fue el pozo de La Balanza. El grupo de La Güeria de Urbiés llegaba hasta Navaliego por Los Canceos, y a Burra Blanca y Cuetu Ventosu por la Barrera y Prau Resu. Después estaban Los Corrales, San Pedro, Fortuna, etc. Otros mineros accedían con más comodidad a los pozos existentes al pie del valle o a los primeros pisos de San Benigno, San Francisco, San José y San Víctor, La Escribana, La Riquela, La Llama, etc. Cuando el camino se hacía por la noche, los obreros iban provistos de unas teas encendidas fabricadas con cotón engrasado y alambre. Constituía el sustituto de la linterna por un sistema de alumbrado muy artesanal y barato.

Turón, paisaje humanizado de las cuencas - 4Acomodados a tanto ajetreo laboral los turoneses llegamos a distinguir la procedencia de los diferentes ruidos, tales como el descarrilamiento de un tren de la vía estrecha, el agudo pitido de la máquina del mismo ferrocarril, conocida como La Parrala, la subida y bajada de vagones por el plano corto del primero de San Benigno, el arranque de benzoles del primero de San José, la remachadora del taller mecánico de El Lago, la caída de vagones de los planos de San Víctor, el lejano pitido de la máquina de La Llama que arrastraba el carbón de Ortiz Sobrinos por la solana de Polio hasta Santullano, etc. También se apercibía otro sonido “mudo”. Era aquel por el que se mascaba la tragedia de otro accidente laboral. Enmudecía el valle espontáneamente mientras los mártires de la mina eran llevados desde la máquina del tren hasta el hospitalillo. El ciclo industrial que ha vivido el valle siempre estuvo marcado por esta clase de dramas que ha teñido de luto muchas de sus familias.

El monocultivo del carbón impidió el desarrollo de actividades alternativas. Estas pueden generarse ahora aprovechando las numerosas infraestructuras abandonadas de tal manera que suplan la pérdida de empleo minero.

Durante este largo lapsus de explotación minera se ha producido un grave deterioro en nuestro patrimonio natural, alteraciones de su medio que han generado las minas de montaña y recientemente el cielo abierto. Respecto a las primeras con el paso del tiempo la naturaleza misma ha restañado las viejas heridas y hoy podemos afirmar que los turoneses disfrutamos de la variedad y de la diversidad de un paisaje que se estira placentero por las laderas de sus montañas. Forestados pliegues cubiertos de hayas, robles, castaños, etc., irrumpen inesperadamente en este marco geográfico tutelado por el unipresente pico Tres Concejos.

Turón, paisaje humanizado de las cuencas - 5La arcaica arquitectura tradicional de muchos de sus asentamientos se conserva mimetizada en medio de una densa maraña vegetal que enmascara en muchos de los casos las saltarinas aguas de sus arroyos. Los vestigios históricos, caminos tradicionales, los pomares que salpican sus praderas, la riqueza faunística que invade prados y bosques son otros de los valores a tener en cuenta.

Turón, declarado por la corporación municipal “Patrimonio histórico de la Minería” alberga en su seno objetos, elementos, instalaciones y otros tipos de restos de materiales asociados a procesos de producción industrial muy significativos, que han desempeñado un papel decisivo en la última centuria. Constituyen junto lo anteriormente expuesto, un activo turístico que liga el pasado industrial y minero con otras actividades que sirvan como elementos de desarrollo.

ORÍGENES HISTÓRICOS DEL VALLE DE TURÓN

Aunque no hayan llegado hasta nosotros testimonios fidedignos, se supone que el valle estuvo habitado desde época inmemorial. Se puede constatar la presencia de comunidades neolíticas, grupos humanos procedentes de las zonas costeras que se dirigían hacia los valles interiores. En los asentamientos de las montañas desarrollaban una economía agrícola y ganadera. En esa época que situamos entre el 4.000 y el 2.500 a.C., corresponden los vestigios dolménicos que encontramos a menudo en nuestras montañas.

Con la llegada de los pueblos indoeuropeos allá por el siglo V antes de Cristo comienzan los lazos de integración con la población local. Las nuevas culturas propiciaron otros elementos de desarrollo como la minería, el caballo como montura, el carro, etc. La vida se organizó entorno a los castros con vinculación al territorio y de las diferentes etnias surgidas se cree probablemente que fueron los Luggones los primeros pobladores del valle.

De esos asentamientos, existen varios ejemplos, que de forma generalizada pueden encuadrarse dentro de un tipo que se puede denominar de montaña. Se caracterizan por aislamiento en cantos situados a media distancia entre la cima de la montaña y el valle. Son de pequeñas dimensiones y con una altitud media de 450 m

La Llana del Rebollu es uno de los vestigios castreños con que cuenta el valle. Se sitúa en el Collau de Urbiés. En la actualidad no tiene otras defensas que las naturales del Cantu, aunque por algún viejo testimonio parece ser que a finales del pasado siglo fueron derribados los muros de piedra que rodeaban la defensa.

El Castil de Murias situado en un otero por encima del abandonado pueblo del Artusu es otra de las defensas prehistóricas. Las piedras que rodeaban el asentamiento fueron saqueadas, pero aún se aprecian los fosos. En el pueblo de Villandio existe otro yacimiento castreño localizado en El Cuitu la Cantera. Está rodeado por aterrazamiento. En medio del recinto se encontró un pozo con corredor de entrada. Del mismo se extrajo piedra para la construcción de casas.

Turón, paisaje humanizado de las cuencas - 7El pico Escucha en las inmediaciones del pueblo de San Justo es otro ejemplo de los vestigios prehistóricos que rondan al paisaje montano del valle. También saqueado, en torno al mismo existen muchas leyendas. Entre otras cosas se dice que se encontraron utensilios de piedra labrada en sus alrededores.

Bajo las estribaciones de Longalendo a la altura del pueblo del Cantu queda algún resto catalogado por José Manuel González que hace referencia al Castro de Castrillón. En Sarabia fue destruido otro castro por las obras de un plano inclinado y el correspondiente castillete motorizado que sube vagones de escombros pertenecientes al Pozo Figaredo de Hunosa.

LA REFERENCIA DE SAN JUSTO

Como en cualquier otra comunidad de la región, con la invasión romana llegó el proceso de romanización, donde en Turón queda algún rasgo toponímico. El año 711 se inicia con la invasión al solar patrio de los musulmanes y por lo tanto la desmantelación de la monarquía visigótica. La posterior persecución de los cristianos por la barbarie sarracena acarreó la muerte de muchos creyentes. Otros huyeron hacia las tierras del norte adentrándose en Asturias salvando la gran barrera de la Cordillera Cantábrica. Entre ellas parece ser que hubo un grupo de frailes Eremitas que encontraron un apartado rincón, virginal, cubierto de densos bosques y con un especial microclima. Descubrieron el Valle de Turón, el lugar ideal como refugio, misión y culto.

Se asentaron en la ladera meridional del monte Cogollu a una altitud de 740 m. Buscaron el regazo de ese monte sobre una pequeña planicie. Fundaron un monasterio y la correspondiente iglesia. En ella depositaron un arca, siendo de la que eran sus portadores, que contenía alguna reliquia de los niños mártires Justo y Pastor. Así nació San Justo, considerado por algunos autores como el asentamiento humano más antiguo del Concejo de Mieres.

Turón, paisaje humanizado de las cuencas - 8La referencia escrita más antigua sobre este lugar parte de un diploma real del 20 de abril del año 857 por el que Ordoño I dona a la iglesia de Oviedo diversas iglesias, villas y monasterios, entre los que se encuentran las iglesias de San Martín y San Justo. Los orígenes de San Justo algunos autores lo sitúan ya en la prehistoria. Se supone que se ejercía el culto pre-cristiano en el lugar donde se ubica la ermita. Se hallaron algunos restos, siendo más que probable que el pozo situado a la derecha de la entrada sea el último vestigio del lugar que ocupó un dolmen o piedra sagrada ligada a una divinidad o culto. No debemos de olvidar otros enclaves de las mismas características localizadas muy cerca de aquí como son el castro del pico Escucha y el Castil de Murias.

San Justo y su iglesia se convertirían en el transcurso de los años en un centro de peregrinación de gran renombre dentro y fuera de la región prolongándose durante toda la Edad Media. Constituyen también una de las muchas variantes del Camino de Santiago, como aquella que desde Ujo pasaba al Carbayu de Langreo por el Mayau Porrín.

El gran prestigio conseguido fue debido fundamentalmente a los milagros atribuidos a sus mártires que curaban toda clase de dolencias.

En la actualidad San Justo se mantiene muy bonito siendo uno de los lugares más atractivos del valle. Una estrecha carretera procedente del barrio de La Rabaldana serpentea la ladera meridional del monte Polio confluyendo en la aldea que se estira a lo largo de una buena vega, localizada en lo cimero del valle Cogollu.

Turón, paisaje humanizado de las cuencas - 10Se compone de 11 casas de las que solamente una está habitada por cuatro personas. Ocasionalmente y sobre todo en época estival se ocupan casi todas por sus antiguos vecinos que están llevando a cabo un trabajo de restauración de las mismas. Aún se puede contemplar la edificación que originariamente fue el cenobio y hospital de peregrinos. En un dintel de entrada al antiguo monasterio está grabado un llamativo epígrafe. Otra de las mismas características pero fechado en el año 1795 se puede contemplar en el dintel de la entrada a una casa contigua. En otra casa próxima a la ermita y sin duda dependiente antes de la misma, se observan dos lápidas grabadas, una de las cuales tiene un epígrafe que data del año 1681.

En el conjunto rural de San Justo, sus viviendas de vetusta arquitectura alineadas anárquicamente a lo largo de sus caleyas envuelven a la ermita que ha sufrido en las últimas centurias, alguna transformación. Se tienen noticias que la primera de las reformas data del siglo XV.

En el siglo XIX y con motivo de la invasión francesa la capilla fue saqueada por los militares galos y restaurada posteriormente por sus feligreses. En el año 1934 los avatares revolucionarios destruyeron la ermita y al reedificarse se suprimió el cabildo y uno de los arcos de entrada. Otras obras de menor cuantía sucedieron a las anteriores hasta llegar a nuestros días. Al cuidado de sus vecinos, la ermita se conserva limpia y en buenas condiciones dentro de lo que cabe. Destaca su retablo de madera policromada de estilo churrigueresco, realizado en el siglo XVIII y que todavía se conserva a la espera de la necesaria restauración.

Turón, paisaje humanizado de las cuencas - 11En el último siglo con la llegada de la minería, San Justo fue una isla ajena al deterioro del medio que sufrió el resto. La incomunicación secular a excepción de los caminos tradicionales, y la apartada situación geográfica lejos de los núcleos industriales, también fue otro de los factores que han influido en mantener virgen su impecable ecosistema rural hasta nuestros días.

De gran tradición romera es la fiesta patronal que se celebra desde tiempos inmemorables el 6 de agosto de cada año. También son muchos los aficionados al senderismo y la bicicleta de montaña los que siguiendo el balizaje de sus senderos cruzan por este lugar atraídos sin duda por los atractivos naturales.

San Justo es en definitiva la referencia de todos esos valores que aún conserva el valle de Turón.

LA VIDA TRADICIONAL EN LA ÉPOCA MEDIEVAL

Durante la Reconquista, los reyes astures crearon en su entorno una estirpe de nobles que por los servicios prestados, bien en las guerras o por otros favores cortesanos, eran premiados con tierras pasando a ser propietarios de las mismas. Así aparecen por el valle las grandes familias todopoderosas, sin olvidar el poder que ostentaba el clero.

Eran dueñas absolutas del territorio y del pueblo servil como los Rodrigo García, Sueros, etc. A estos les sucedieron los Martínez de la Vega y Manuel de la Vega. Entre los siglos XII y XIII el valle fue aumentando su población y por lo tanto las particiones del terreno entre los herederos. De esta manera nacen las villas, organización del territorio heredado de la cultura romana. Se fundaron de esta guisa los feudos de Villabazal, Villapendi y Villandio.

La forma de “villa” evolucionó desde la simple explotación agrícola hasta la formación de aldeas. Se crean los pueblos de Linares, Carcarosa, etc., con caracteres más complejos. Las vegas y laderas próximas a las anteriores se caracterizarán por la formación de otros núcleos que están estructurados por la casa, hórreo, molín y la huerta. Así nacen las caserías como unidad de explotación familiar de la tierra. Las condiciones de vida en aquellos tiempos eran muy sacrificadas. Sin apenas tiempo para el descanso, las tareas campesinas tenían sus peculiaridades en cada estación del año. En el verano se llevaban a cabo la recolección de la hierba y los frutos del campo que se almacenaban para los crudos inviernos. El ganado era otra importante fuente de ingresos. Las familias con menos recursos debían de recurrir a la “comuna” o alquiler del ganado a los terratenientes para los trabajos agrícolas, a cambio deberían de entregar parte de sus beneficios. En torno a esta actividad única y necesaria para mantener la familia, gravitaban otros impuestos que iban dirigidos al clero y al Real Erario.

Turón, paisaje humanizado de las cuencas - 14En el siglo XV el valle alcanza un estamento social más configurado con familias ligadas directamente a las diferentes aldeas que se formaron. A partir de ese siglo y dentro de los muchos avatares históricos por los que pasa el valle, entran en danza otros grupos de familias portentosas que siguen acaparando el poder político y económico. Los Bernaldo de Quirós fue la primera de la nueva estirpe. Sus descendientes fundaron en el año 1646 La Casa de Figaredo en el palacio que aún se mantiene en la misma localidad. La casa de Cortina se fundó en el año 1650 por D. Diego García de Bernaldo de Quirós. Aún se conserva la casa palacio ligada desde aquellos tiempos a la contigua ermita de San Clemente. La Casa de Villarejo fue fundada por D. Alfonso de Heredia en 1587 construyendo en aquel tiempo un palacio que aún se mantiene en la localidad de Villarejo de Santullano. Todas estas familias y algunas más asentadas fuera del valle tenían grandes posesiones a todo lo largo del mismo.

En siglos posteriores la población del valle se acomoda a la vida campesina manteniendo la casería como único elemento productivo de subsistencia hasta la llegada de la industrialización. Viene la guerra contra los franceses y la desamortización con los consiguientes cambios estructurales de la vida política y económica.

LAS FIESTAS Y ROMERÍAS

Las manifestaciones sociales de aquella población por aquellos tiempos tenían lugar en sus fiestas patronales, la matanza, el amagüestu, la andecha y el filandrón amén de las deportivas como el juego de los bolos, etc. el calendario festivo del año comenzaba con la romería de San Blas en el mes de febrero. Esta ermita ubicada en Villandio fue restaurada recientemente. Se tienen noticias de su existencia a finales del siglo XVIII. La Soledad de Enverniego fue y sigue siendo otra de las festividades de gran arraigo en Turón. Tiene lugar el lunes de Pascua entorno a su ermita ahora restaurada, teniendo conocimiento de su existencia ya en el siglo XVII. En el mes de julio se celebra desde tiempos inmemorables la fiesta patronal de Santiago Apóstol en Figaredo. Entorno a su iglesia situada a la entrada del valle y próxima al Palacio de Bernaldo de Quirós tiene lugar la efeméride. La iglesia parroquial que está bajo la advocación de Sta. María está muy reformada en la actualidad, teniendo entorno a su arquitectura exterior un hermoso cabildo orientado al poniente. Antiguamente y según consta en documentos del año 1625 se denominaba Sta. María de Piñulí debido, según se cree, a su antigua ubicación en el pueblo de Peñule. La actual localización viene dada posiblemente por los lazos que ligaban al clero con los notables de la época, siendo determinante el cambio ante la construcción del palacio llevada a cabo a mediados del siglo XVII.

Turón, paisaje humanizado de las cuencas - 16Agosto era considerado el mes de las romerías. Ya desde aquel entonces y hasta nuestros días se conmemora la fiesta patronal de San Roque y La Magdalena en la localidad de Villabazal. Se llevaba a cabo en torno a su ermita ahora desaparecida. Se sabe de su existencia ya desde el año 1681 por una serie de datos perfectamente conocidos en los que se destaca un testamento otorgado en esa fecha por un vecino del lugar. En el barrio de La Masuria de Villabazal se conserva una epigrafía que data del año 1790, suponiendo que la ermita estaba ubicada en la plazoleta del Nozalón. San Justo y Pastor es otra de las romerías que tienen lugar en agosto. Se celebra el día 6 en el lugar del mismo nombre y al pie de su renombrada capilla cuya historia ya ha sido descrita en anteriores capítulos. En la localidad de Carcarosa, soleado pueblo asentado en las estribaciones del Monte Polio celebra su patrona Santa Ana, a mediados del mes de agosto. Su ermita está también bajo la advocación de San Antonio Abad. Recientemente restaurada (1996), se conoce ya desde 1807.

Las fiestas patronales de todo el valle se celebran el 14 de septiembre. Están bajo la advocación del Santo Cristo de la Paz, cuya imagen actual, tallada en el año 1850, se conserva en la diminuta capilla sita en el barrio de La Crucina. Fue construida en el siglo XVI y desde aquellas fechas ha sido un santuario muy venerado. En el transcurso de los años la capilla superó muchas transformaciones. Ya en el año 1858 y con motivo de una ampliación de la misma, fue visitada por la reina Isabel II con motivo de un viaje a Asturias. En la actualidad está nuevamente restaurada y sigue albergando la devoción de los fieles.

San Martín es la parroquia más importante del valle. Su efeméride con menos tradición que el Cristo tiene lugar el 11 de noviembre en su iglesia localizada en el barrio de La Felguera. Las primeras noticias que se tienen de la misma datan del año 857 por medio de un documento otorgado por el rey Ordoño I. Se sospecha que la antigüedad está más allá del propio documento. A lo largo de los siglos ha sufrido muchas transformaciones arquitectónicas, sobremanera en el siglo XVII con la construcción de un amplio cabildo. En 1944 otra reforma cambió radicalmente su fisonomía exterior llegando así hasta nuestros días.

Turón, paisaje humanizado de las cuencas - 17El 7 de octubre se celebran las fiestas patronales de Urbiés que están bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario cofradía creada en el año 1657. Las romerías se sucedían por todo el valle alcanzando los pueblos altos como Santa Olaya y La Güeria de Urbiés. La ermita de Santa Olaya, que aún se conserva, fue construida antes del año 1645. La Ermita de los Remedios de La Güeria fue levantada por los vecinos en el año 1850. En el barrio de San Andrés se tienen noticias de la ubicación de una ermita dedicada a San Isidro, ocupando el mismo lugar que la actual.

En las excavaciones efectuadas para la construcción de la moderna iglesia, que fue inaugurada el 24 de diciembre de 1965, se hallaron restos de materiales, una pila bautismal y sepulturas medievales. La actual iglesia parroquial está bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen, celebrando su efeméride en el mes de agosto. Muy cerca del lugar se localiza el barrio de Repedroso donde existe una epigrafía grabada en la denominada “Casa de Valeria”, cuya fecha data del año 1681.

UN NUEVO ESTILO DE VIDA

Hemos hecho un trepidante recorrido histórico del valle, glosando los hechos más importantes acaecidos a partir de los datos que disponemos. Con la entrada del milenio los turoneses vamos a afrontar un nuevo estilo de vida. Las expectativas que se van a abrir nada tienen que ver con la anterior etapa industrial.

Los objetivos consensuados por sus habitantes y las expectativas creadas, seguirán el camino “balizado” por el Centro de Cooperación y Desarrollo de la Universidad de Oviedo, que ha elaborado un plan de desarrollo alternativo a la crisis postindustrial del valle. El documento parte de una realidad incuestionable, como son los valores tanto históricos como culturales que posee, siendo preciso divulgar, salvaguardar y revalorizarlos a través de los mecanismos adecuados.

Turón, paisaje humanizado de las cuencas - 18A este respecto dedico para Turón algunas de las ideas aplicadas a otros lugares con crisis similares. La reutilización de algunas de las instalaciones industriales (Pozos San José, Santa Bárbara, etc.) resulta condición indispensable para la conservación de todo el conjunto patrimonial, de otro modo sería condenado irremediablemente a la ruina. De ahí nace el interés mostrado por los estamentos sociales turoneses y el C-CODET por dar a conocer las causas y consecuencias de un siglo de tradición minera. Es fundamental la sensibilización con nuestro pasado industrial, bien sea a través de los medios de comunicación, foros de debate, talleres pedagógicos, exposiciones, etc. Resulta también indispensable comprometer a las instituciones implicadas en la catalogación y conservación del patrimonio en este momento decisivo, con la justa distribución de los fondos mineros.

No debemos de olvidar que el valle de Turón también posee un formidable potencial turístico no solo basado en el patrimonio industrial, si no que disfrutamos de otros recursos que enriquecen la oferta como son la subsistencia de un paisaje campesino que rememora tradiciones y costumbres de una vida agropecuaria. La red senderista, en la actualidad dotada de tres itinerarios perfectamente señalizados, puede y debe combinarse con otros específicamente monográficos que potenciarán sin duda la oferta turística de este territorio. Tampoco debemos de ignorar la envidiable situación geográfica muy próxima a la autopista A-66 y bajo el paraguas de un área que configura la futura Ciudad Astur.

Si fuéramos capaces de poner en marcha todos esos medios que disponemos, la reactivación económica y social del valle, sería inmediata contribuyendo de esta manera como motor de arrastre de otras iniciativas. El conjunto de todas las medidas constituiría también y sin lugar a dudas, un freno al éxodo poblacional que sufre el valle desde el año 1960.

BIBLIOGRAFIA CONSULTADA

  • INFORMACIONES DEL TURON ANTIGUO – MANUEL JESUS LOPEZ GONZALEZ.
  • NOTICIAS HISTORICAS SOBRE MIERES Y SU CONCEJO – JULIO LEON COSTALES.
  • UNA COMARCA A PUNTA DE LAPIZ – BENJAMIN ALVAREZ BENXA.
  • CAMIN DE MIERES – MARIA TERESA ZAPICO.
  • ESTUDIO INTEGRADO DEL VALLE DE TURON – ENCARNACION RUIZ FDEZ.
  • MIERES PASO A PASO – ANGEL FDEZ. ORTEGA.
  • SENDERISMO POR EL CONCEJO DE MIERES – ANGEL FDEZ. ORTEGA.
  • EL PAISAJE HUMANISTA DE LOS VALLES MIERENSES – ANGEL FDEZ. ORTEGA
  • GRANDES ESPACIOS – RAFAEL LOPEZ MONNÉ.