La comarca de la Montaña Central de Asturias donde está integrado el concejo de Mieres es un espacio territorial montañoso. Pero esta zona ha sufrido un profundo proceso de reconversión industrial y minera, como pocos territorios lo han experimentado en España. Ello se ha traducido en un descenso drástico de su número de habitantes, unas elevadas tasas de desempleo, superiores a la media regional, y un alto grado de envejecimiento de la comarca, con un fuerte éxodo rural hacia otras zonas más atractivas desde el punto de vista económico.

Durante este proceso de reconversión, la comarca ha ejercido un papel de dinamizador del territorio ya que ha gestionado, a través de su Grupo de Acción Local, sendos programas de desarrollo rural, que bajo la denominación de PRODER II y LEADER, han contribuido de forma decisiva a la diversificación del medio rural, a la generación de empleo y a la mejora de las condiciones de vida. Estos programas se centran en la comarca de la Montaña Central de Asturias que lo componen los siguientes concejos:

Análisis del Concejo de Mieres 

El concejo de Mieres en donde se establecen dos zonas de actuación:

  • Las partes del concejo claramente delimitadas del municipio de Mieres, con una densidad de población inferior a 100 habitantes por kilómetro cuadrado. En este caso, se corresponden con la totalidad de la superficie de las parroquias rurales de Baiña, Cuna, Gallegos, Lloreo, Santa Rosa, Siana y Urbiés.
  • Las zonas rurales de las parroquias metropolitanas, claramente delimitadas por el planeamiento urbanístico, que corresponden con las de Mieres, La Peña, La Rebollá, Santullano, Figaredo, Ujo, Turón y Santa Cruz. Se excluyen las zonas calificadas como urbanas dentro del P.G.O.U. del municipio. La densidad de la zona resultante, excluida la zona calificada como de suelo urbano, es inferior a 100 habitantes por kilómetro cuadrado.

El cuadro adjunto refleja los datos básicos del territorio de Mieres distribuido por parroquias:

El municipio de Mieres cuenta con una superficie total de 146,03 km2 y una población de 38.546 habitantes. En la zona territorial calificada como urbana, según el P.G.O.U., residen un total 30.271 habitantes para una superficie de 3,35 km2. El resto de los habitantes del concejo (8.275) viven en la zona rural, en una superficie de 142,68 km2. El concejo de Mieres ofrece una alta densidad de población propia del área metropolitana de Asturias.

En términos absolutos, el municipio ha perdido habitantes (16.000 entre 1981 y 2011), su capital se mantiene estable demográficamente e incluso experimentando ligeros aumentos, tanto por atraer población procedente de las áreas rurales del concejo como por su crecimiento hacia el sur, donde parte de Santullano forma de hecho parte del casco urbano, debido a la construcción, entre otros, de un hospital, un centro comercial y una barriada residencial. Las demás parroquias pierden población, a diferentes ritmos.

Análisis del subsistema rural

El poblamiento rural, aunque acoge a porcentajes cada vez menores de la población, presenta una gran complejidad, y una gran trascendencia territorial. Se organiza en pequeños núcleos, aldeas, que no suelen alcanzar los cien habitantes. La mayor parte tiene hoy menos de cincuenta residentes y sufre un fuerte descenso demográfico, agudizado por un alto envejecimiento. Esta población rural presenta niveles elevados de  grupos de de población con edades más avanzadas y escasez de jóvenes que se trasladan a la capital del concejo o emigran fuera del municipio.

Mieres presenta diversidad dentro de su subsistema rural, pues en el concejo pueden encontrarse valles fuertemente influidos por la minería y otros donde esta actividad apenas ha ejercido transformaciones.

El hábitat minero rellenó casi por completo los fondos de valle mierenses. No solamente configurando el continuo de Turón, sino también en hendiduras como las de los ríos San Tirso y San Juan, y los arroyos Polio y Nicolasa, donde la presencia de minas transformó el entorno sin llegar a convertirlo en urbano. La escasa y decreciente población que hoy acogen, y la práctica ausencia de actividad secundaria y terciaria en ellos animan a catalogarlos como rurales, recuperando una personalidad histórica que abandonaron durante el intenso minero.

La parroquia de Santa Rosa, cuya principal población es Rioturbio, ha perdido más de trescientos habitantes desde 2005, cifra que ejemplifica los acusados descensos que se producen en todo el sector. El medio rural tiene un escaso aprovechamiento más allá del que se realiza con fines recreativos, y convive con restos industriales inutilizados.

San Tirso, por encima de La Peña, tenía tiempo atrás una mina de mercurio de la cual todavía hoy quedan ruinas, pero su paisaje ha sido seriamente transformado por la construcción de la autovía minera Mieres-Gijón.

Vista de Santa Rosa (Fot: Julio Fernández Ferrero - AF Semeya)
Vista de Santa Rosa (Fot: Julio Fernández Ferrero - AF Semeya)

El núcleo de La Peña, uno de los más antiguos de Mieres, impulsado por la cercanía de la siderurgia Fábrica de Mieres, se encaja ahora bajo las estructuras curvas del enlace de la autovía minera hacia Mieres, en una imagen de fuerte contraste, donde las infraestructuras impactan con dureza sobre un núcleo concreto, cuya habitabilidad ha empeorado.

La Peña

La parroquia de La Rebollá está compuesta por los siguientes núcleos de población: Aguilar, La Blanca, La Calleja, El Carrilon, Copian, La Maleteria, La Peraleda, Las Piezas, La Piperona, La Rebollá, Repitaneo, El Rollo, Santa Lucia y Los Tejones. Se encuentra situada en la ladera sur del Picu Gua, en la margen derecha del río Caudal. La población es de 308 habitantes, de los que 64 pertenecen a la aldea de La Rebollá.

La Rebollá (Fot. Yolanda Suarez - AF Semeya)

En el extremo norte de Mieres, se acumulan instalaciones industriales (la central térmica de nueva generación de Hunosa, el lavadero de carbones de El Batán, los polígonos industriales de Baiña y Loredo, las factorías de Thyssen), infraestructuras, que ocupan de manera casi continua el valle del Caudal, entre pueblos que mantienen su personalidad tradicional como Cardeo de Arriba y de Abajo y Baiña.

Vista de Baiña (Fot. Cheluis - AF Semeya)
Loredo

En el norte del concejo de Mieres y todavía con actividad minera, aunque en retroceso, se encuentra el valle del arroyo Nicolasa, entre los cordales de Cuba, la Meruxiega y Seana, y con los cercanos poblados de Ablaña, Sueros y La Fonda. El pozo Nicolasa sigue en funcionamiento, a un ritmo más bajo del de otros tiempos. El pozo Llamas, en Ablaña, está cerrado, quedan ruinas industriales y mineras. En esta área se combinan el retroceso de la actividad con degradación ambiental y social para ofrecer una imagen sombría, salvo por tímidas actuaciones como el parcial enterramiento de las escombreras de Nicolasa.

Ablaña

Ablaña enclavado en una posición marginal a la salida del pequeño valle transversal de Llamas, cercado por las instalaciones ferroviarias y con un hábitat deteriorado y una población envejecida y marginal en algunos casos. A ello contribuye además la proximidad de la planta térmica de La Pereda.

Siana es una pequeña aldea y parroquia situada aproximadamente a 1 kilómetro de distancia de Mieres, localizada en el cuadrante noroccidental del concejo que cuenta con una extensión de 10,53 km² y una población distribuida entre aldeas y caserios sobre la convergencia de los valles del Caudal y Nicolasa.

Vista al pueblo de Siana (Fot. Jesús Blanco - AF Semeya)

En la parte alta del valle del Turón, en la parroquia de Urbiés, la actividad minera aunque intensa fue asimilada por el ambiente integrándose en el paisaje. Las actuaciones de la administración y algunas organizaciones locales apuntan en la dirección de potenciar esa mezcla de componentes rural y minero.

Urbiés

El valle del Turón, de tradición minera que puede apreciarse en su ingente patrimonio, intensifica la ciudad minera lineal, si bien hoy apenas alberga una quinta parte de los habitantes alcanzados hacia 1960, durante la etapa de mayor actividad minera. En la actualidad, solamente el pozo Figaredo mantiene una muy modesta actividad, a la entrada de un valle en el que perviven esqueletos patrimoniales testigo de aquella etapa, infrautilizados o abandonados.

A medida que se asciende por las laderas de los cordales, la presencia de instalaciones mineras tiende a ser menor.Los pueblos, con cada vez menos habitantes que trabajan de forma mayoritaria en las minas, mantienen con pocas transformaciones el aspecto que tenían hace décadas, y en los alrededores los prados siguen siendo pastados por el ganado y las huertas siguen dedicándose al autoconsumo.

Viviendas de Primeros de San José

La parroquia de Turón creció y se hundió poblacionalmente en relación directa con los avatares de la actividad minera, multiplicando por doce su población en sesenta años. Sigue tratándose de un valle poblado, pero cada vez hay menos jóvenes, más tiendas y bares cerrados, y casas vacías compartiendo terreno con minas inactivas. Se han llevado a cabo actuaciones de mejora, como la circunvalación de Turón, que mejoran la conectividad del valle, pero resultan todavía insuficientes.

El valle se extiende durante unos doce kilómetros desde La Colladiella hasta Figaredo. La localización de equipamientos y actividades es más compleja que en el valle del Caudal, y los problemas heredados del desmantelamiento de la minería permanecen con más intensidad.

Vista a Figareo (Fot. Yolanda Suarez - AF Semeya)

El Viejo Santullano es una localidad rural asentada en ambos márgenes de la vega del Caudal, el crecimiento reciente de equipamientos y residencial se ha concentrado en su ámbito parroquial, ampliando el límite metropolitano hacia el sur pero con una integración urbanística insuficiente respecto de la capital del concejo, lo que deja al pueblo viejo en una difícil situación fronteriza.

Vista a Santuyano y su puente (Fot. J. Vazquez - AF Semeya)

En los valles que alimentan el arroyo de Valdecuna, que alimenta al Caudal en El Pedroso, y donde pueblos como Cenera, Villaestremeri, Villar de Gallegos, Viesca y Paxío mantienen un carácter rural. Si bien los indicadores demográficos y de actividad no parecen especialmente halagüeños, sí se aprecia actividad, impulsada en la mayoría de casos por los antiguos trabajadores de las minas que vuelven a trabajar las tierras familiares por afición o sentimiento.

Cenera
Miruxeo (Fot. Carlos Salvo - AF Semeya)

La parroquia de Santa Cruz al sur del concejo de Mieres que limita con el concejo de Aller está compuesta por varios núcleos de población destacando Santa Cruz siendo la aldea más poblada con 216 habitantes. Esta parroquia alberga algunos vestigios mineros como la Mina Dos Amigos, en la aldea de Les Figares. La iglesia parroquial de Santa Cruz está bajo la advocación de San Salvador que comparte los oficios religiosos de Santa Bárbara de Bustiello.

Dentro de la parroquia de Santa Cruz se encuentra el poblado minero de Bustiello, construido en varias fases entre 1890 y 1925 sobre un meandro trazado por el río Aller y siguiendo el modelo de la ciudad jardín.

Vistas de Santa Cruz (Fot: J.Vazquez - AF Semeya)
Bustiello | Pueblo | Autor: J.Vázquez | AF Semeya