Uxo y Santa Cruz, historia y herencia de la Hullera Española
La vida del concejo se transformó con el descubrimiento de los recursos hulleros y su interés estratégico en el desarrollo industrial contemporáneo. Desde el siglo XIX, su pulso está marcado por el asentamiento, fortalecimiento y decadencia de grandes compañías mineras. Éstas se repartieron el territorio y sus zonas de influencia se identifican con núcleos y áreas extensas, que convivieron y definieron durante más de un siglo nuestra vida.
Uxo y Santa Cruz fueron el bastión del conocido como “coto del Marqués”, las Minas de Aller que, en 1892, transformó en Sociedad Hullera Española don Claudio López Bru, II Marqués de Comillas, empresario catalán que encarnó como pocos el ideal del paternalismo industrial. Su rastro aún se puede seguir en Uxo, pero también admirar un hermoso templo de origen románico.
El paseo por Uxo nos permite apreciar ejemplos de interés etnográfico, como la Casa de los Mudos o tradicionales, como la casona de los Arias Argüello con su curioso escudo acorazonado, rococó, pero también la profunda transformación que acarreó la llegada del ferrocarril y la instalación de la gerencia de la Sociedad Hullera Española. Paseando vemos los cuarteles obreros, el de la guardia civil, la estación de tren, la escuela en el barrio de Cortina y otras muchas construcciones diseminadas que así se explican.
Iglesia parroquial de Santa Eulalia de Uxo
Uxo, el enclave romano más importante del concejo, fue encrucijada de caminos y asentamiento que evolucionó en la Edad Media como entrada al Valle del Caudal y espacio resguardado en el que se alzó un antiguo templo al que sucedió el románico que hoy, parcialmente, se conserva: la iglesia parroquial de Santa Eulalia de Uxo.
De época románica conservamos el excelente pórtico de entrada (trasladado tras la reorientación del templo en la década de 1920), con su tejaroz sostenido por canecillos, las arquivoltas definiendo el ingreso y con sus capiteles de buena labra (destacando el que representa el pasaje de Daniel en el foso de los leones), así como el ábside original que hoy sobresale en un costado, en su emplazamiento primitivo, y el arco de triunfo. Este templo fue declarado Monumento Nacional en 1923 (hoy BIC), e insertado en un edificio levantado en esa década, de inspiración historicista (como homenaje al prerrománico), bien resuelto.
La inscripción conocida como Lauda del niño Velasco se conserva en el interior de la iglesia y está datada en el año 921. Se trata de la lápida funeraria de un niño y acredita, ya en esa fecha, la existencia de un primitivo camposanto a la vera de un templo altomedieval.
Al igual que Uxo, Santa Cruz alteró su carácter rural y hoy vemos, sobre todo, caserío de los siglos XIX y XX a lo largo de la antigua carretera general, pudiendo mencionar igualmente sus cuarteles, el antiguo cine La Llama y, cómo no, la imponente Central Termoeléctrica que fuera propiedad de Viesgo, que generó sus propias viviendas y otras instalaciones de interés patrimonial. Al otro lado del río, el polígono industrial de Sovilla acoge una moderna factoría vidriera que ha sabido reutilizar el antiguo lavadero de carbones de la Sociedad Hullera Española y la que fuera su central eléctrica, ya centenaria.
Recomendable resulta el paseo por la senda fluvial que, desde Mieres, remonta el río Caudal hasta, ya pasado Uxo, alcanzar Sovilla. Allí nace el Caudal, por confluencia de los ríos Lena y Aller. Si seguimos bordeando este último atravesaremos Santa Cruz y avistaremos las antiguas instalaciones de Mina Dos Amigos, con su puente metálico, y la que fuera vivienda del director de la SHE, hasta llegar a Bustiello: una visita ineludible cuando alguien se acerca al concejo de Mieres.
Bustiello es un lugar único por su articulación espacial, su riguroso urbanismo y la construcción eficaz de una utopía en la tierra: toda una lección de antropología cultural es este poblado minero que el Marqués de Comillas erigió, entre 1891 y 1925, para disfrute de una minoría de trabajadores. Se ha convertido en referencia indiscutible del patrimonio industrial español. Su capilla constituye un ejemplo extraordinario del poder de la imagen en la transmisión de un mensaje. La visita guiada desde el Centro de Interpretación es la opción idónea para descubrirlo.
El valle de Turón: riqueza etnográfica y legado industrial
El Valle de Turón es una realidad incuestionable en lo geográfico, determinado como está por su disposición este-oeste y por el río que le da nombre, pero también es una construcción social e histórica con características propias y peso enorme en el concejo. No existe ningún núcleo que lleve ese nombre y sí una identidad, que en gran medida se vincula a la actividad hullera que se desarrolló desde la década de 1860 hasta la del 2000.
A pesar de los 150 años de explotación intensiva de su riqueza hullera, el Valle de Turón ha sabido preservar un rico legado etnográfico: existen vestigios de enorme interés a lo largo de todo el valle y resulta recomendable visitar algunos núcleos como La Yana´l Pumar, Villandio, Villapendi, Solafrecha y Urbiés.
A la entrada del valle se yergue el Palacio del Marqués de Revillagigedo, en Figareo, rehabilitado para usos hosteleros y de un cuidado diseño barroco clasicista. También aquí se localiza el chalet de los Figaredo, ejemplo de morada burguesa ocupada por los propietarios del Coto Paz, de gusto pintoresco y rodeada por una extensa finca arbolada, una muestra del numeroso patrimonio minero del valle.
Un enclave que ejemplifica las características de las aldeas de montaña es San Xusto, dominando desde la máxima altura habitada del concejo una ruta ancestral hacia Oviedo de la que dan fe los orígenes de su santuario medieval. San Xusto también cuenta con notables construcciones tradicionales, lavadero y la casa solariega de los Martínez de Vega.
Bien en coche, por la carretera, o en bicicleta o a pie por la Vía Verde del Valle de Turón, podemos recorrer más de 14 km que nos separan de la cabecera y disfrutar del caserío y de los vecinos, sucediéndose ante nuestra vista laderas frondosas, escombreras recuperadas, instalaciones diversas y, claro está, pozos mineros. Imprescindible.
Bien en coche, por la carretera, o en bicicleta o a pie por la Vía Verde del Valle de Turón, podemos recorrer más de 14 km que nos separan de la cabecera y disfrutar del caserío y de los vecinos, sucediéndose ante nuestra vista laderas frondosas, escombreras recuperadas, instalaciones diversas y, claro está, pozos mineros. Imprescindible.
Primero nos encontraremos con San Inocencio y San Vicente (de la antigua Minas de Figaredo), luego San José, más arriba el pozo doble de Santa Bárbara y, por último, la torre de extracción de Espinos. Estos últimos debidos a la Sociedad Hulleras de Turón, que fue hegemónica en el valle. La minería de montaña se aprecia, gracias a la recuperación de antiguas bocaminas y espacios extractivos, en lugares como San Víctor, el socavón de La Rebaldana, o El Mosquil en La Güeria. Las visitas guiadas son la opción idónea para descubrir este legado imponente, cargado de esfuerzo, lleno de vida.
La transformación vivida durante el pasado siglo no se hubiese llevado a cabo sin la estimada ayuda del ferrocarril. Como recuerdo y homenaje el valle cuenta con tres locomotoras monumentalizadas:
Locomotora Turón III,ubicada en La Cuadriel.la, de 1914. Es la locomotora más antigua conservada de todas las que circularon en la vía estrecha del valle.
Locomotora HT 110, ubicada en el Pozo San José, de 1928. Posee una excepcional relevancia histórica, como una de las dos únicas locomotoras fabricadas en Asturias.
Locomotora SHE 8, ubicada en el Barrio de San Francisco, de 1918. Constituye un notable ejemplo de locomotoras industriales de construcción americana.
Espacios visitables en el Val.le de Turón
Aula didáctica del Pozu Espinos: extraordinario ejemplo de explotación hullera de la década de 1920. Promovido por la firma de capital vasco Hulleras de Turón, fue la primera torre de extracción asturiana.
Aula didáctica del Pozu Fortuna: en la antigua carpintería se vela por la memoria de cuantos allí murieron a causa de la represión franquista. También se visita la angosta galería del antiguo polvorín.
Socavón de La Rebaldana: bocamina visitable, recientemente restaurada, con esmerado mimo, por antiguos mineros del concejo. Destaca por su autenticidad, que logra la emoción de los visitantes.
Cargaderu del Grupo San Vïctor: bocamina que en sus últimos tiempos funcionó como galería de carga sobre trenes, recuperada parcialmente para las visitas didácticas y turísticas durante todo el año.
Pozu Santa Bárbara: uno de los primeros pozos verticales que se profundizó en Asturias (a partir de 1914) y el primero en ser declarado Bien de Interés Cultural, se abre ahora al público para su visita guiada tras la minuciosa restauración de buena parte de sus instalaciones históricas exteriores. Con sus dos castilletes, se conecta, mediante la trinchera del ferrocarril del pozo, con el socavón de La Rebaldana.
Valle de Cuna
El Valle de Cuna es un pulmón para este concejo, una zona en la que la naturaleza sigue vibrando, donde los núcleos tradicionales aún están llenos de vitalidad y donde la hostelería ha sabido combinar tradición y actualidad al servicio de vecinos y foráneos. Serpentea la carretera hacia el cordal y nos permite vislumbrar algunos de sus hitos, como Villa Losa (1891), la casona de los García de Tuñón (Viade) o la conocida como Casa de Juan Íbero. Lo más destacable es su terna de palacios barrocos, casi coetáneos, que se alzan en este valle, y a los que se suma otro dispuesto frente a su entrada, todos ellos Bien de Interés Cultural y de gran valor histórico artístico.
Si existe un icono en este valle, tan emblemático, es el Santuario de los Mártires San Cosme y San Damián, en Insierto. Su origen se remonta al siglo IX, cuando un primitivo templo se alzó en esa terraza que domina el entorno y se convirtió en faro espiritual de gran trascendencia, en ese lugar donde la tierra parece alcanzar el cielo. La fábrica actual, de principios del s. XVIII, atribuida a Pedro Muñiz Somonte, destaca por su sólida torre campanario a los pies, el pórtico perimetral y un reducido espacio interior, abovedado, en el que los santos patronos, barrocos y de talla popular, aguardan a los romeros cada 27 de septiembre, festividad local reconocida como de Interés Turístico Nacional desde 1969 y que inmortalizara Víctor Manuel. Junto a ella se conserva la casa de novenas.
El verde paisaje de este entorno a penas degradado por la industria minera, se mezcla con la sillería de las fachadas de los palacios barrocos. Complejos artísticos que con el paso de los años han adquirido un valor incalculable y de gran relevancia patrimonial:
El Palacio de Abajo o de los Cachero de Riosa (1736) presenta hermosa fachada, escudo sobre el balcón y un curioso mascarón sobre la puerta.
Palacio de Arriba o de los Bernardo de Miranda (con origen en el s. XVI). El muro perimetral encierra una amplia finca con palomar, cuadras y una capilla dispuesta ante el frente. En la actualidad, el conjunto, se ha reahabilitado como complejo hostelero.
El amplio conjunto del palacio de El Valletu (s.XVII) es sobresaliente: tras altos muros de mampostería se protege una amplia propiedad, con su panera, palomar, fuente, cuadras y vivienda de los caseros. Destaca la excelente composición barroca de su fachada con el zaguán enlosado tras los pilares ochavados, su balcón volado y su hermoso escudo componiendo el eje.
El conjunto del palacio de los García de Tuñón, en Viade, incluye la antigua capilla de Santa Teresa, un notable lagar, molino en sus proximidades, etc. Data de principios del s. XVII.
La casa de Juan Íbero, en Cuna, data de finales del s. XIX y constituye una curiosa combinación de elementos arquitectónicos cultos y tradicionales.
En Santuyano, más allá del puente barroco que aún hoy se transita, se alza el rotundo Palacio del Vizconde de Villareo (ss.XVII-XVIII), con su torre angular y la inmediata capilla de la Santísima Trinidad, de factura barroca y hoy ya de uso común por los vecinos.
Fuente principal: Guía turística del concejo de Mieres (Ayuntamiento de Mieres). María Fernanda Fernández Gutiérrez y Roberto Álvarez Espinedo