DIEGO SUÁREZ CORVÍN
ESCRITOR, SOLDADO Y AVENTURERO
NACIMIENTO: 1 de mayo de 1552, Urbiés (Mieres)
FALLECIMIENTO: 1623, Valencia
Diego Suárez Corvín, “el Montañés”, nació el día uno de mayo de 1552 en Urbiés. Desde su más temprana edad sintió predisposición “a la malicia y ejercicio de las armas contra moros y turcos”, como él mismo nos describe.
Diego, conocido también como Diego de Urbiés, Diego el Soldado del Rey…, es uno de los personajes claves de la literatura asturiana, aunque olvidado por la gran mayoría.
Ya en el año 1574, cuando contaba con veintidós años de edad, dejaría atrás las montañas de Turón. Su partida se debió a problemas con uno de sus hermanos mayores, que según el propio Diego “le quería mal”, así pues huiría de su casa natal, con las pertenencias que pudo llevar sobre sus hombros, para evitar un enfrentamiento con su hermano mayor.
Una vez dejado atrás el valle de Turón se dirigió a la villa de Toro, donde entraría al servicio de unos caballeros como criado. Con estos caballeros recorrería las provincias castellanas y La Rioja, llegando hasta Navarra. Más tarde se dirigiría hacia El Escorial, donde se estaba llevando a cabo la construcción del monasterio, aquí encontró ocupación cribando harina para el horno mayor del Rey.
Su tranquilidad se vería alterada tras llegarle noticias de que su familia le seguía los pasos para ajustar cuentas por su huída, debido a esto Diego volvería a los caminos con dirección sur. Durante esta época sobreviviría realizando diferentes trabajos: cuidaría palomas en la villa de Olías (Toledo), cuidaría bueyes en Paterna, limpiaría olivares en Arcos de la Frontera, se encargaría de un cortijo en Ronda y sería pastor de ovejas en la costa malagueña durante un tiempo.
Diego acabaría enrolándose en una compañía de soldados que necesitaba reclutas para enviar a Italia. Partiría de Cartagena rumbo a Orán en el año 1577, pensando que la nave se dirigía a Italia. Probablemente a Diego le daría igual a donde se dirigiera su compañía con tal de alejarse de España y, por ende, de su familia.
En Orán permanecería treinta largos años y es donde gana fama como soldado y escritor. Él mismo nos asegura que “juntamente con el ejercicio, de las armas, interpolé siempre el de las letras”. Sus narraciones no escatiman en detalles sobre su estancia en Orán, donde vería morir a muchos compañeros ya fuera en la construcción/fortificación de las murallas o en combate.
Acabaría en la compañía de infantería capitaneada por el toledano Pablo Fernández de Guzmán, siendo un excelente soldado, disciplinado y valiente, llegando a imponer sus consejos al Capitán general.
En esta compañía pasaría veintitrés años combatiendo contra moros y turcos y, con el tiempo, su deseo de volver a España iría incrementándose. Pediría con reiteración una licencia que nunca se le concedería para más tarde, con su paciencia ya agotada, intentar salir de Orán como polizón en las galeras que partían hacia España sin éxito.
Concienciado de que su marcha de Orán era imposible, decidió rehacer su vida y se casará en el año 1587, a los treintaiséis años de edad, con Dña. María Velasco, descendiente de uno de los conquistadores de Orán.
Gracias a su fama de hombre serio, ya que no participaba en las timbas que organizaban los soldados, recibió el encargo de ser sacristán de la iglesia de San Bernardino y su hospital. Gracias al tiempo y la tranquilidad que le reportaba este nuevo trabajo, además de a su afición literaria, comenzaría a escribir su obra la “Historia del Maestre último que fue de Montesa y de su hermano Don Felipe de Borja. La manera como gobernaron las plazas de Orán y Mazalquivir, reinos de Tremecén y Tenez”.
Curiosamente, Diego pasaría tres meses en las mismas celdas de Argel en las que había estado preso Cervantes. Diego fue acusado, debido a un malentendido, de conspirar contra el Gobernador de la plaza.
Durante los siguientes años, Diego escribiría diversos escritos (imposibles de encontrar hoy en día) como por ejemplo: un poemario dedicado a Orán, una cartilla militar para soldados, un manual con instrucciones para los alcaldes o quienes tienen castillos o villas fronterizas a su cargo, otro con las obligaciones del hombre noble, varias colecciones de romances populares y hasta un libro comentando las grandezas de Asturias.
En 1604 regresó a España con la idea de conseguir publicar su libro, cosa que no conseguiría. Su deseo se vería cumplido dos siglos y medio después de su fallecimiento con la publicación de su obra en 1889.
Desde Cartagena viajaría a la Corte de Valladolid para acabar dirigiéndose a Urbiés, donde solamente quedaba viva una de sus hermanas. Diego se dedicaría a limpiar su honor poniendo en orden su herencia y certificando su nobleza en los archivos de Lena.
En 1607 logró imprimir, en Alcalá de Henares, dos pequeños escritos: uno sobre la elección de Pelayo como rey de los asturianos y otro una querella que desde Asturias se envió a Valladolid porque se trató a sus hijos como villanos. La importancia de estos breves escritos se debe a que el propio Diego nos dice que los escribió “en su mismo estilo antiguo de habla”, que puede referirse tanto al castellano antiguo como al asturiano, lo que convertiría a Diego en un pionero de la lengua asturiana.
En su empeño de ver su obra publicada, viajaría a Italia donde pasaría sus últimos 15 años, de nuevo, entre calamidades. Diego, ya muy deteriorado por la edad, volvería a España y moriría en Valencia en el año 1623, en esos momentos se encontraba escribiendo una “Historia de Berbería”. En esta obra quería contar y describir los hechos de armas españoles en las costas de Argelia. Gracias a esta obra inconclusa, de la que ya había escrito el preámbulo con estilo autobiográfico, podemos conocer los detalles de su fascinante vida.
OBRAS MÁS IMPORTANTES:
“Historia del Maestre último que fue de Montesa y de su hermano Don Felipe de Borja. La manera como gobernaron las plazas de Orán y Mazalquivir, reinos de Tremecén y Tenez” (1889)
BIBLIOGRAFÍA: